No es un Boca-River, pero casi. En la industria vitivinícola mundial, la Argentina desde hace aproximadamente una década comenzó a competir cara a cara con Chile en diferentes países para colocar sus productos. Y si bien los vecinos por su historia llevan una clara ventaja, en 2010 los vinos nacionales lograron un gran triunfo, al superar a los trasandinos en un mercado emblemático como el estadounidense.
El año pasado, las exportaciones de vinos argentinos a EE.UU., el principal destino, alcanzaron US$ 222 millones, contra US$ 210 millones de Chile. La tendencia creciente comenzó en 2005, y no se detuvo. En los últimos 5 años, las ventas nacionales a ese mercado se triplicaron y hoy se ubican en el cuarto lugar del ranking, luego de Italia, Francia y Australia. En cambio, los envíos chilenos crecieron en el mismo lapso un 17%.
"Es una buena noticia, pero nada más que eso. Lo importante es que, en una coyuntura adversa, la Argentina siguió creciendo, y eso es muy meritorio", opinó Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina. Los envíos totales al exterior marcaron un récord de más de US$ 860 millones el año pasado, una suba del 12%.
El gran momento del vino argentino en Norteamérica se explica básicamente por la muy buena performance del Malbec, el varietal estrella. "Los estadounidenses los conocieron a causa de la crisis económica, dejaron de consumir vinos más caros y se animaron a probar productos de otros países", dijo Luis Steindl, gerente de operaciones de Bodega Norton.
En la misma línea, José Zuccardi, dueño de la bodega que lleva su apellido, sostuvo que "la crisis en EE.UU. hizo que la gente dejara de consumir vinos europeos, que salen entre US$ 40 y US$ 50, y buscara otras opciones. Ahí aparece el Malbec, en un rango de US$ 15 a US$ 25".
Pero la irrupción con fuerza del Malbec no es el único motivo que llevó a los vinos argentinos a un lugar destacado en las góndolas estadounidenses. "También es importante tener presente la desfavorable situación cambiaria de Chile con la relación al dólar", comentó Ángel Vespa, presidente de Bodegas de Argentina.
"Además ayudó la imagen de la Argentina como productor de vinos de calidad, y un trabajo fuerte en la promoción", agregó Zuccardi. "En EE.UU. se dejan llevar mucho por las opiniones generales y de la prensa especializada.
Y hoy es difícil encontrar allí un vino argentino que no sea bueno", apuntó Steindl.
Sin embargo, para algunos especialistas que el crecimiento se apoye demasiado en el Malbec puede ser peligroso. Así opinan en Chile, donde comparan el boom nacional con la experiencia de Australia, que apostó por un varietal (el syrah) y por un mercado (Estados Unidos), y hoy sus ventas están en retroceso. "La Argentina, al contrario de Australia, tiene diversidad.
Hay otras variedades importantes como bonarda, torrontés o cabernet, y por eso no creo que se corra ese riesgo", indicó Zuccardi.
"Si logramos hacer con otras variedades el trabajo que se realizó con el Malbec, superaremos ese peligro. El consumidor quiere la novedad. No hay que dormirse, hay que buscar qué viene después del Malbec", concluyó Steindl.
El año pasado, las exportaciones de vinos argentinos a EE.UU., el principal destino, alcanzaron US$ 222 millones, contra US$ 210 millones de Chile. La tendencia creciente comenzó en 2005, y no se detuvo. En los últimos 5 años, las ventas nacionales a ese mercado se triplicaron y hoy se ubican en el cuarto lugar del ranking, luego de Italia, Francia y Australia. En cambio, los envíos chilenos crecieron en el mismo lapso un 17%.
"Es una buena noticia, pero nada más que eso. Lo importante es que, en una coyuntura adversa, la Argentina siguió creciendo, y eso es muy meritorio", opinó Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina. Los envíos totales al exterior marcaron un récord de más de US$ 860 millones el año pasado, una suba del 12%.
El gran momento del vino argentino en Norteamérica se explica básicamente por la muy buena performance del Malbec, el varietal estrella. "Los estadounidenses los conocieron a causa de la crisis económica, dejaron de consumir vinos más caros y se animaron a probar productos de otros países", dijo Luis Steindl, gerente de operaciones de Bodega Norton.
En la misma línea, José Zuccardi, dueño de la bodega que lleva su apellido, sostuvo que "la crisis en EE.UU. hizo que la gente dejara de consumir vinos europeos, que salen entre US$ 40 y US$ 50, y buscara otras opciones. Ahí aparece el Malbec, en un rango de US$ 15 a US$ 25".
Pero la irrupción con fuerza del Malbec no es el único motivo que llevó a los vinos argentinos a un lugar destacado en las góndolas estadounidenses. "También es importante tener presente la desfavorable situación cambiaria de Chile con la relación al dólar", comentó Ángel Vespa, presidente de Bodegas de Argentina.
"Además ayudó la imagen de la Argentina como productor de vinos de calidad, y un trabajo fuerte en la promoción", agregó Zuccardi. "En EE.UU. se dejan llevar mucho por las opiniones generales y de la prensa especializada.
Y hoy es difícil encontrar allí un vino argentino que no sea bueno", apuntó Steindl.
Sin embargo, para algunos especialistas que el crecimiento se apoye demasiado en el Malbec puede ser peligroso. Así opinan en Chile, donde comparan el boom nacional con la experiencia de Australia, que apostó por un varietal (el syrah) y por un mercado (Estados Unidos), y hoy sus ventas están en retroceso. "La Argentina, al contrario de Australia, tiene diversidad.
Hay otras variedades importantes como bonarda, torrontés o cabernet, y por eso no creo que se corra ese riesgo", indicó Zuccardi.
"Si logramos hacer con otras variedades el trabajo que se realizó con el Malbec, superaremos ese peligro. El consumidor quiere la novedad. No hay que dormirse, hay que buscar qué viene después del Malbec", concluyó Steindl.
ieco.clarin